-
Arquitectos: Sau Taller d’Arquitectura
- Área: 410 m²
- Año: 2021
-
Fotografías:Andrés Flajszer
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto tiene como principal objetivo transformarse en un catalizador de las actividades lúdico-culturales, deportivas y pedagógicas alrededor del cauce del río Ter en Manlleu. Se puede explicar desde 3 estrategias básicas:
En primer lugar, desde la lógica territorial para potenciar los cauces de los ríos como espacios de interés paisajístico; en segundo, desde la estrategia urbana, para consolidar el eje verde lúdico-cultural tangente en el río; y finalmente, desde la solución técnica adoptada; una acción muy puntual de bajo impacto ambiental.
LA LÓGICA TERRITORIAL, LA ESCALA SUPRAMUNICIPAL: EL CAUCE. El proyecto persigue el objetivo de recuperar la actividad de los cauces del río. Los cauces, por definición, siempre han sido magníficos ecotonos, es decir, espacios que viven del ecosistema propio del río y del inmediatamente contiguo; espacios intermedios. Estos ámbitos tienen una gran riqueza paisajística y ambiental. A su paso por los cascos urbanos se han abandonado, canalizando el río y formando una barrera entre el espacio inundable y el no inundable. La propuesta parte de la convicción de que, si devolvemos la actividad a estos lugares y difuminamos el límite entre río y ciudad, los enriqueceremos potenciando así el mantenimiento y el sentimiento de pertinencia.
LA LÓGICA MUNICIPAL, LA ESTRATEGIA URBANA: EJE VERDE Y LA DEVESA. Manlleu ha vivido por y gracias al río: la actividad agrícola e industrial se ha beneficiado de la traza del Ter. Si se analiza la estructura urbana se puede ver cómo en los periodos de gran desarrollo urbano, el pueblo ha dado la espalda al río. En los últimos años se ha ido potenciando el ámbito a base de espacios libres, dotaciones culturales, zonas deportivas... Así pues, aparece un nuevo eje lúdico-cultural tangente al río al cauce izquierdo. Un eje que hay que potenciar. Un eje que empieza en la estación de RENFE, en el extremo más al oeste, y continúa a través de la zona deportiva, los parques infantiles y el Paseo del Ter hasta llegar al Museo del Ter, en extremo más al este. Justo aquí, donde hay un quiosco y un pequeño embarcadero para kayaks, la traza del río forma un meandro y genera una gran dehesa de unas 30 ha en el cauce derecho.
El principal objetivo del proyecto es permitir el salto del cauce izquierdo a la derecha desembocando todo este eje lúdico-cultural en un gran ámbito hasta ahora residual. De este modo, Manlleu gana 30.000 m2 de espacio libre. Un espacio cargado de posibilidades, desde las puramente contemplativas (pasear por la dehesa es un lujo) a deportivas (creación de nuevos espacios naturales para la práctica del deporte respetuoso con el medio). También se pueden potenciar actividades de carácter pedagógico, casi como una extensión del Museo del Ter, un museo al aire libre donde se puede entender y explicar, no tan solo la importancia del río y de los ecosistemas que lo rodean, sino también el valor patrimonial del tejido industrial: esclusas, canales...
LA LÓGICA CONSTRUCTIVA, LA SOLUCIÓN TÉCNICA ADOPTADA: EL ECOTÓ. Dentro de todas las posibilidades se opta por un “passallis”. Los passallisos son infraestructuras de bajo impacto ambiental. Un “passallis”, por propia definición, es un elemento inundable. Así pues, son artefactos que se incorporan de forma natural a las dinámicas propias del río. El proyecto plantea una serie de plataformas de hormigón que evoca a los antiguos pasos del río donde uno podía pasar de un cauce a la otra saltando de piedra en piedra.
La geometría responde a las necesidades propias de actuar en el ámbito fluvial y por tanto no hay formalismo sino una respuesta eficiente a las demandas hidráulicas y funcionales del paso. Unos muros de hormigón de 25cm de grosor, perpendiculares al caudal del río y separados 2,25m, garantizan la capacidad hidráulica por el caudal mediano diario. Por encima, y en voladizo, las plataformas de hormigón de 1,5mx3,95m y solo 10cm de canto minimizan el impacto sobre el caudal. Las plataformas no se tocan entre ella y, de este modo la estructura queda abierta mejorando el comportamiento hidráulico del “passallis” en los episodios de grandes venidas de agua. Entre plataforma y plataforma, las religas metálicas, además de dotar al paso de la accesibilidad necesaria incluso para vehículos de servicio, ayudan al mantenimiento puesto que son desmontables.
Al pasar de un cauce al otro, el peatón se encuentra fuera del ámbito de confort del ecosistema urbano y, desprotegido, toma conciencia de la fuerza del río. El ruido del agua rozando los muros, la humedad, el cambio de temperatura... todo ello, hace que quede inmerso en el ecosistema fluvial.
Con el paso de los años, el puente inundable irá evolucionando: cambiará el color del hormigón en función de los niveles del agua, los muros lucirán cicatrices de piedras y troncos provocadas por los episodios de varias venidas de agua, el entramado metálico se oscurecerá por la radiación solar... De este modo, el “passallis” se irá transformando al igual que los márgenes del cauce, en un ecotono: una zona de transición entre dos ecosistemas, el urbano y el fluvial.